Nada de dietas milagrosas, prohibiciones ni alimentos mágicos, la clave para delgazar está en la química, y es muy fácil de aplicar en el día a día.
Madrid, ene 2018 (EFE).- ¿Qué pasaría si en lugar de medir las calorías y quitar alimentos de nuestra dieta, comiéramos en función de la química de la alimentación? Los nutrientes y las hormonas tienen la clave para una alimentación completa, equilibrada, libre de restricciones y, sí, con la que adelgazar de manera definitiva.
Es lo que propone Ángela Quintas, licenciada en Química, especialista en Dietética y Nutrición Humana, y nutricionista en “Las recetas de Adelgaza para siempre” (Planeta), que completa con recetas la filosofía de su primer libro, “Adelgaza para siempre”
“Las recetas de Adelgaza para siempre”
“El hecho de que el primer libro haya ayudado a adelgazar a gente que no puede venir a la consulta es muy satisfactorio”, ha explicado a Efe Estilo Ángela Quintas, quien asegura haber recibido mensajes de lectores que han perdido “15 o 17 kilos” con “Adelgaza para siempre”.
Pero fueron los pacientes de su consulta madrileña quienes le animaron a escribir el que es su segundo libro en dos años, con el que satisface la demanda de recetas acordes con el método.
“La clave es tener equilibrio, en la alimentación como en todo. Siempre lo hemos hecho así, pero ahora se nos está yendo de las manos”, ha explicado Quintas, detractora de regímenes que obligan a pasar hambre, eliminar alimentos del menú o castigarse con la comida.
En lugar de sufrir, esta química de la nutrición propone empezar por dejar de contar calorías. Una costumbre que, además de resultar pesada, no tiene en cuenta que el aporte calórico de cada alimento tiene un efecto diferente en el cuerpo.
Por ejemplo, tanto los hidratos de carbono (vegetales, lácteos) como las proteínas (animales o vegetales) aportan 4 kilocalorías por gramo, pero las proteínas suelen estar acompañadas de grasas, lo que hace que, al final, su aporte calórico sea mayor. Y ambos son necesarios para que el cuerpo funcione correctamente.
“La clave es tener equilibrio, en la alimentación como en todo. Siempre lo hemos hecho así, pero ahora se nos está yendo de las manos”, ha explicado Quintas
De la misma manera, Quintas descarta las dietas compuestas únicamente por hidratos de carbono, es decir, aquellas que reducen la alimentación a fruta y verdura. Alimentos con una carga glucémica elevada, que obligan al páncreas a segregar insulina para poder procesarla, a lo que el cuerpo responde convirtiendo la glucosa en grasa.
Dietas “healthy” para adelgazar, con cabeza
Entonces, ¿qué sugiere la experta? Platos “sencillos, muy asequibles en cuanto al tiempo de elaboración”, con ingredientes “normales” que se pueden encontrar en cualquier supermercado, y aptos para toda la familia.
Entre sus favoritos se encuentran el rollo de carne relleno, la tortilla de coliflor, la charlota de calabacín y pollo o los espaguetis de calabacín, un plato “genial para que los niños coman verdura”.
Combinadas de la forma correcta, estas recetas aportan al cuerpo todo lo que necesita para estar sano y mantener unos niveles de energía estables a lo largo del día. Por eso, el libro incluye menús diarios, personalizables y divididos entre hombres y mujeres.
La distinción por sexos es básica para que el régimen tenga éxito, debido al “metabolismo basal”: “La energía que el cuerpo invierte en mantener las constantes vitales activas durante todo el día”, explica la escritora. “Los hombres tienen un metabolismo basal mucho más alto que las mujeres, y dentro de eso, cada persona tiene el suyo”.
Las dietas son capaces de alterar ese consumo, tanto para acelerarlo (lo ideal para adelgazar) como para ralentizarlo, una consecuencia muy común de regímenes con efecto rebote y que explica por qué hay personas que engordan incluso cuando reducen considerablemente la ingesta de alimentos.
Aprende a educar el hambre emocional
Con todo, si bien el objetivo final de este recetario es perder miedo a la báscula, su base es reeducar la alimentación, llena de malos hábitos que se generan desde pequeños.
“Mucha gente utiliza la comida como premio o como castigo, eso es hambre emocional, no física, y hay que ser consciente de ella”, señala la nutricionista, quien asegura que una buena educación alimenticia también pasa por ser capaces de darnos un capricho “sin fustigarnos y sin que se convierta en rutina”.
De hecho, mejorar nuestra relación con la comida es fundamental para “no aburrirnos de la dieta”.
“La dieta se tiene que adaptar a ti, y tú te tienes que adaptar a ella. Si una persona tiene muchas comidas de negocios o hace mucha vida social en restaurantes, el truco no es que vaya a todos lados con una fiambrera o que deje de comer fuera, sino que aprenda a comer en esas situaciones”, remarca.
Con sus consejos y recetas, Quintas asegura que los resultados se dejan sentir desde los primeros días: “Te deshinchas y estás menos cansado, porque se evitan los picos de insulina”.
“Mucha gente utiliza la comida como premio o como castigo, eso es hambre emocional, no física, y hay que ser consciente de ella”, señala la nutricionista
Con la constancia llegan los primeros resultados de peso y lo que es más importante, la costumbre de comer bien, un hábito que se trabaja durante el primer mes, dividido en dos fases alimenticias para que el cuerpo se vaya acomodando a la dieta.
Equilibrio y sentido común son los dos únicos ingredientes obligatorios en la dieta de Ángela Quintas, un método que enseña a adelgazar y a comer bien, disfrutando de la comida. Porque una dieta saludable siempre debe ser un premio, nunca un castigo. EFE