Las dietas de control de insulina aportan beneficios que se notan a muy corto plazo, independientemente de la edad, porque la sensación de cansancio después de cada ingesta de alimentos se reduce o desaparece, se tiene menos hambre cuando llega la hora de las comidas principales y, al no haber bajadas bruscas de glucosa en sangre, las ganas de tomar dulces o bebidas azucaradas desaparecen. Además, cuando se comienza a perder peso, el organismo consume grasa pero no disminuye la masa muscular. A todo esto hay que sumarle que el metabolismo basal no se reduce, lo que frena el posible efecto rebote.
Los malos efectos de los picos de insulina
«La pérdida de masa muscular derivada de una alimentación inadecuada o de saltarse ingestas por el ritmo de trabajo activará el efecto rebote»