España se ha situado a la cabeza de Europa en obesidad infantil, tras pasar de una tasa del 5 por ciento en 1982 a multiplicar por cuatro la misma.
La causa de esta verdadera epidemia (que puede tener consecuencias muy negativas en el futuro) es, básicamente, el cambio de hábitos.
La obesidad puede acarrear al niño problemas físicos (diabetes tipo II, hipertensión triglicéridos, colesterol y trastornos hepáticos) y psicológicos (baja autoestima, estigma social). Hasta tal punto es así, que la siguiente generación podría tener una esperanza de vida menor que la actual, a pesar de los avances médicos en otros campos.
Algunos estudios indican que la obesidad acorta la esperanza de vida en 13 años.
La solución, sin embargo, existe. Dado que casi todos los factores asociados a la obesidad infantil están relacionados con el estilo de vida (excluyendo algunos casos poco comunes de patología o factores genéticos), cambiando algunas costumbres podemos luchar eficazmente contra este problema.
Inculcar a nuestros hijos unos buenos hábitos alimenticios y fomentar su actividad física son las claves para atajar este problema.